martes, 13 de mayo de 2008

Etiqueta en la Mesa


Como bien lo dijo el gastrónomo francés Brillant Savarin, "recibir a alguien como nuestro invitado equivale a responsabilizarse de su felicidad durante todo el tiempo que permanezca bajo nuestro techo". He aquí una guía para lograr -en buena compañía- un inolvidable encuentro.


Desde el principio de la historia del hombre la forma de demostrar la amistad ha sido compartir la comida, no en vano la palabra "compañero" significa literalmente compartidor de pan. Las costumbres en la mesa han evolucionado paralelamente con la cultura de la época, y a continuación haré referencia a las que están vigentes en nuestra cultura occidental.


La mesa: un espacio con sus propias leyesl:

- La precedencia empieza por los anfitriones: a ellos les corresponde presidir. Pueden situarse en las cabeceras (sistema anglosajón) o en el centro (francés), uno frente al otro. Se considera sitio preferente la cabecera o centro de la mesa situado en la parte contraria a la entrada de la habitación; este puesto suele ocuparlo el anfitrión.


- Durante la cena, la anfitriona se sentará en el lugar que más cómodo le resulte para levantarse cuando sea necesario, pero procurando que no se levante todo el mundo a ayudarla y se colapse la cocina. Si por el contrario, hay alguien que sirva la mesa, ella se sentará mirando hacia la puerta por donde entra el servicio, para poder hacer gestos e indicar si falta agua, si ya pueden retirar los platos o si alguien desea repetir.


- A la derecha de los anfitriones se sientan los invitados de honor. Si no hay un convidado especial, el señor más importante en cuanto a categoría o edad ocupará ese sitio.


- A la izquierda de los anfitriones se ubicarán los que siguen en importancia y así sucesivamente: derecha, izquierda, alternando un hombre y una mujer.


- Las mujeres no se sientan en las cabeceras.


- Si hay que sentar juntas a personas del mismo sexo, es preferible que coincidan dos hombres que dos mujeres.


- Si nuestros invitados son amigos muy íntimos, podemos saltarnos el protocolo con naturalidad.


- ¡Hay que evitar las cenas de 13 personas!


- Por último, unos anfitriones expertos cuidarán de no sentar juntos a quienes, por sus caracteres muy dispares, pudieran sentirse incómodos para entablar una conversación cordial.





Alida Rodríguez D'Alessandria

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